De los seres imaginarios

«…En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz, se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Éste rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico…»

El fragmento es de El libro de los seres imaginarios, escrito por Jorge Luis Borges con Margarita Guerrero, inicialmente con el título de Manual de Zoología fantástica (México, FCE, 1957), revisado, ampliado y rebautizado diez años después (Buenos Aires, Kier, 1967) y reordenado alfabéticamente en versiones posteriores.

«El nombre de este libro –leemos en el Prólogo de la 2ª edición y siguientes– justificaría la inclusión del Príncipe Hamlet, del punto, de la línea, de la superficie, del hipercubo, de todas las palabras genéricas y, tal vez, de cada uno de nosotros y de la Divinidad. En suma, casi del Universo…»

[en J.L. Borges y M. Guerrero, El libro de los seres imaginarios; cit. por la revis. de Jorge García López, Barcelona, Destino, 2007] [fotografía: Jorge Luis Borges, 1963, por Alicia D’Amico]

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