Dante y la geometría del cielo
En el Canto XXVIII del Paraíso, Beatriz muestra a Dante «los nueve órdenes de ángeles gloriosos que están en el noveno cielo, y sus oficios». Todo se ordena en torno a un Punto capital, luminosísimo, alegoría del Creador…
«Un punto vidi che raggiava lume
acuto sí, che ‘l viso ch’ elli affoca
chiuder conviensi per lo forte acume…»
Y enseguida, en los siguientes tercetos, encontramos dibujado un paisaje de nueve círculos concéntricos girando a distintas velocidades, más lentos cuanto más lejos del centro se encuentran…
«Distante intorno al punto un cerchio d’igne
si girava sí ratto, ch’ avría vinto
quel moto che piú tosto il mondo cigne;
e questo era d’ un altro circuncinto,
e quel dal terzo, e ‘l terzo poi dal quarto,
dal quinto il quarto, e poi dal sesto il quinto.
Sopra seguiva il settimo sí sparto
già di larghezza, che ‘l messo di Iuno
intero a contenerlo sarebbe arto.
Cosí l’ ottavo e ‘l nono; e ciascheduno
piú tardo si movea secondo ch’ era
in numero distante piú dall’ uno;
e quello avea la fiamma più sincera
cui men distava la favilla pura,
credo, però che più di lei s’invera»
[traduzco casi literalmente:
Un punto vi que irradiaba una luz
tan incisiva, que los ojos que prendía
había que cerrar, por su intensidad;
…
alrededor del punto, un círculo de fuego
giraba tan veloz que habría vencido
al primer motor del mundo;
y este era por otro rodeado
y aquel por un tercero, y el tercero por un cuarto,
por un quinto el cuarto, y por un sexto el quinto.
Sobre ellos el séptimo, ya tan separado
por su anchura que el mensajero de Juno (el arco iris)
abarcarlo completo no podría.
Y así el octavo y el noveno; y cada uno
más lento se movía cuanto estaba
en número más distante del primero;
y tenía la llama más sincera
el que menos distaba de la chispa pura,
creo, ya que más a él se acerca]
Sobre estos versos escribí el segundo madrigal del primer cuaderno de Paradiso, para la Semana de Música Religiosa de Cuenca, donde se estrenó en 1991 por el Arnold Schönberg Chör con Erwin Ortner; recuerdo que cantaron como ángeles. El universo circular, sus anillos, sus rotaciones, su velocidad y amplitud, su distancia del punto central, el propio punto como centro y referencia para todos ellos fueron un extraordinario punto de partida y de llegada para una emocionante aventura musical.
[Dante A., Paradiso, XXVIII, vv.16-18 & 25-39; ed. bilingüe: Comedia. Paraíso, Barcelona, Seix Barral, 1977] [ilustración: Gustave Doré]