Imágenes junto a mi música (4). Otros encuentros: Aledo
Junto a los encuentros singulares, ya comentados en notas anteriores, entre la pintura de Broto, Corazón, Pérez Villata o Hernández Pijuan y mi música, ocupa también un lugar importante un cuadro (más de uno, en realidad) de Jaime Aledo.
Escribí Narciso abatido en 1985, para flauta y viola, como un juego de reflejos entre estructuras musicales roto por algo ajeno, deshecho pero aún latente en pequeños fragmentos relacionados con fragilidad entre sí. Lo imaginé pensando en las imágenes que se forman en una alberca cuando la superficie del agua no está lisa y quieta sino con las ondulaciones que provoca que tiremos algo o mojemos nuestra manos… y me apoyé en un cuadro que creía haber visto en una exposición de Jaime Aledo, a quien la obra está dedicada: Narciso cayendo, abatido por Cronos, sobre el agua donde se había quedado absorto mirando su reflejo.
Conocí a Aledo tiempo atrás, a través de Fernando Checa; nos hicimos pronto amigos y hoy seguimos compartiendo exposiciones, conciertos, emociones y conversación. Cuando le comenté que iba a componer la pieza y que tenía que ver con aquella imagen, me dijo que ese cuadro no existía exactamente así (ay, los recuerdos equivocados, qué creativos resultan a veces); supe entonces que en mi cabeza había combinado un Narciso vencido por un joven, allí exhibido, con la figura de un viejo, representado por Cronos, que cerraba una serie, también en la exposición, sobre las tres edades. No existía, pero lo encontraba tan suyo que decidió pintarlo.
Y así fue. Sólo cambió «mi» Cronos (demasiado viejo y estático, me explicó) por un joven y dinámico Cupido; de este modo, la metáfora un tanto melancólica de mi versión (el amor a uno mismo -Narciso-, vencido por el tiempo) se convirtió en una más optimista y generosa (el amor a uno mismo, vencido por el amor a los demás) y, además, manteniendo la intención del cuadro original: una dualidad (Narciso y su reflejo) vencida por una trinidad (con la aparición del joven), remarcada por el triángulo inscrito en un círculo, que articula la escena.
[Otras imágenes junto a mi música, en este blog · José Manuel Broto y Alberto Corazón · Guillermo Pérez Villalta · Joan Hernández Pijuan]
Bueno….
Me parece interesantísimo…. sí, fue así.
Pues sí, Jaime. Mira que nos ha costado reconstruir la historia más de un cuarto de siglo después.
me ha encantado leer tus textos, me han retrotraido a mis días pasados de trabajo en el Reina
Sofía (cuando pensar prehistoria era igual a extravagancia). Cuando el cometido a realizar por
una chica con alma de celta, tras mucho pensar sus jefes qué podría saber que sirviera en ¡ese
templo del saber contemporáneo!, fue el encargo de montar el Reina Disperso. Reencontrar a
muchos de tus pintores (y amigos) por diferentes instituciones y devolverlos a casa (al menos, a efectos de inventario y de ver como los había tratado el tiempo y si necesitana restauración).
En reciprocidad atus textos, te envío una poesia de Miguel de Unamuno
AY BISONTE altamirano,
luz eléctrica en tu cueva,
que hundirá en trágica prueba
tu misterio soberano;
el del eterno mañana
que sus siglos de secreto
fue el invisible alfabeto
de Gil Blas de santillana.
Que bisonte tenebroso,
dechado de hechicería,
no le dio a su cofradía.
Gil Blas, punto de reposo.
Se hunde en el cielo de sol Icaro,
más de noche cristalina
boquilla de la Bocina
la marca vereda al pícaro.
Ay España, monasterio
de ciegos y lazarillos;
tus leones en castillos
nos mataron el misterio.
Caray, Isabel. Qué bonito lo que hiciste entonces y lo que ahora me escribes. El poema de Unamuno es estupendo para pensar en cómo tenéis que navegar, quienes os dedicáis a gestionar el patrimonio, entre el cuidado y la exhibición de lo que conservamos.
hola, me gustaría contactar con Jaime. Fue profe mío en la universidad. Al menos pásale estos vídeos. Gracias!
[Son de una intervención que he realizado el pasado sábado en el MNCARS]
Estas son las apostillas teórico-impulsivas de la intervención:
«A todos nos ha pasado alguna vez, que paseando por una exposición, sobre todo si es de arte moderno, observamos objetos o espacios de la propia exposición que nos parecen «mejores obras de arte» que las que están expuestas. Pues sin ir más lejos, hace poco, me ocurrió algo así. Decidí que debía aprovechar aquel hueco de ascensor tan sugerente, que está en el propio museo, para realizar una pieza «artística» (?).
La estrategía había que organizarla. Cómo se puede legitimar algo de la realidad, algo ya hecho, para convertirlo en una obra personal. De ahí al ready-made de Marcel o las obras surrealistas, un suspiro.
Segundo, qué elemento museístico hace que identifiquemos, y a veces diferenciemos, un elemento del mobiliario de un objeto artístico expuesto? la mayoría de las veces: la cartela. Siguiente paso: copiar tipografía del museo, orden de presentación, etc. fácil, con fotografiar un parde cartelas es suficiente!
Tercera parte, decidir cuándo es el mejor día y momento para colocar dicha cartela en el dichoso museo?
Pues por qué no el sábado, a eso de las 14:30, la entrada ya es gratuita, hora de comer, más o menos, atención de los vigilantes mermada….eh Voilá!
La paciencia de un cazador y con rapidez y cinta doblecara, la cartela ya está colocada. Grabar y salir!
Subidón y después mensajes a colegas para anunciar la intervención. Llamada a las 20:31, que me confirma que la cartela sigue colgada. Bien, ahora queda lo difícil, durará hasta el domingo?, todo el domingo?
Hoy por la mañana a las 11:27 ya no estaba.
Reflexiones a posteriori:
Cuánto tiempo debe transcurrir para que la obra esté legitimada? Hubiera bastado con una hora, un segundo, minutos? Días? Cuántos? Con medio sábado es suficiente? Tiene que ser una semana? es esto relevante?
El hecho de que esta cartela ya no esté deslegitima la intervención?
Jugando con la ironía del título…desaparecida la cartela, la obra sigue siendo mía?
Ayer, una amiga que no entendía nada de nada me preguntaba: «pero dónde está la obra?» Y esta mañana encontré la respuesta: «…en youtube!»
Si la intervención ha sido grabada (defectuosamente o no) y está colgada en youtube…existe!
Que todo esto no tenga repercusión en los medios minimiza dicha intervención? Sí, claro, es evidente. Me importa? Pues…francamente, NO.
Todos aquellos que asumen los razonamientos del ready-made, blogueros de arte, el propio museo (hay que recordar que actualmente exhibe dos o tres piezas de Duchamp y hasta en la tienda se pueden adquirir souvenires «ready-made», auténticas aberraciones!) por qué silencian la intervención. Duchamp sí, pequeñas intervenciones como esta NO? Ya, ya,…cierta contradicción detecto por ese lado. Pero es bueno saber quién juega a qué juego, siempre es información.
Para remate, la guinda del pastel, en otra sala del MNCARS, como autopromoción leo esta frase escrita en la pared: «El museo transforma la obra de arte, de hecho la crea. El museo es un mecanismo de representación que transforma y condiciona también lo que expone» (sic)
«Desaparición- el ascensor de Houdini (primera y segunda planta)» podría ser el primer ready-made de la historia que ya estaba en el museo, en el momento de su aparición. El viacrucis de cualquier obra artística:artista-galería-público-comprador-casa de subastas-museo; liquidado de golpe. Del museo al museo, se queda en el propio museo. A diferencia de intervenciones de este tipo (la del colectivo Mike Nedo en el Guggenheim o las realizadas por Banksy), en las que el/los artistas colgaban algo en las paredes del museo, yo no cuelgo nada, salvo la cartela. Conceptual cien por cien. Hombre, al menos el título tiene que ser algo que permita la lectura rápida de la carga irónica que la pieza posee. Podría haber elegido un título más intelectualoide, si en vez de mencionar a un mago hubiera hecho una referencia a Pérec, y su libro. Demasiado rizo rizado.
Sin más teorías, ni dobles intenciones, me despido de vosotros. Hasta pronto.»
Hoy mismo le doy noticia de tu intervención y comentarios.
A mí, te diré, me ha gustado mucho. Gracias por compartirlo aquí ;-)
¡Caray, a Beuys le salían discípulos pintores y a mí conceptuales!
Manzoni, «Socle du Monde»: le piédestal, dump, détient le monde. Maintenant, tout est une œuvre d’art.
«Chariot du monde (après Manzoni)»: le chariot, dépotoir,détient le monde. Maintenant, tout devient une marchandise.